en-Comercio de armas en África

16/09/2014

Los conflictos armados en África tienen sus mecanismos y causas en un entramado complejo. Las guerras en ese continente han perdido, desde la guerra fría, el carácter ideológico. No hay vencedores: son perdedores todos, en especial la población civil. Sin embargo, los beneficios que generan estos conflictos armados hacen que el entramado se globalice y quienes sostienen un conflicto estén bien lejos del teatro de operaciones. ¿Quiénes son realmente los garantes de la seguridad y el Derecho Internacional? Los fracasos de Naciones Unidas en algunos conflictos africanos de las dos últimas décadas son un hecho evidente. A esto se añade la concurrencia de intereses de naciones y multinacionales que no esconden su avidez respecto a los recursos de África.

Además, la entrada y uso de armas de manera progresiva y cuasi legitimada tiene unos antecedentes: las fronteras artificiales y porosas, la dependencia externa, la "etnopatrimonialización" del estado (una etnia tiene la hegemonía del estado y recursos del país), el declive económico en los años 70, etc.

La geografía de los conflictos armados en África se centra en cuatro zonas o escenarios: la región de los grandes Lagos, el Cuerno de África, África Occidental y África Central. Además de estas grandes zonas, cabe señalar una treintena de contextos de tensión en África.

En relación con este modo de actuar es común la utilización de las llamadas armas ligeras como herramientas de guerra. Estas armas (pistolas, minas, granadas, etc.) son las causantes del 90% de las víctimas. Como las armas ligeras son fáciles de utilizar y transportar, encuentran en los conflictos africanos potenciales y beneficiosos mercados.

El florecer de cuerpos de seguridad privados al servicio de las multinacionales y la proliferación de armas ligeras ha creado un triángulo pernicioso "violencia-armas-recursos naturales" que nutre la dinámica de algunas guerras. Además estos conflictos provocan impacto regional, e internacional, y llevan a graves catástrofes humanitarias (Somalia). Y en medio de todo ello, la violación sistemática de los derechos humanos se ha erigido como una auténtica arma de guerra.