No resignarse a la guerra y al odio. Bienaventuradas y bienaventurados quienes trabajan por la Paz
El 26 de junio de 1945, se aprobaba en la ciudad estadounidense de San Francisco La Carta de las Naciones Unidas. En ella, los pueblos declaraban su compromiso de preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que había infligido a la humanidad sufrimientos indecibles.