0.7% de Ayuda Pública al Desarrollo y la FFD4 de Sevilla
Ayuda Pública al Desarrollo (APD)
En Sevilla, los próximos 30 de junio al 3 de julio de 2025 se celebrará la "Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo" (FFD4), auspiciada por NNUU y que "representa una oportunidad única reformar la financiación a todos los niveles, incluyendo un impulso a la reforma de la arquitectura financiera internacional y para afrontar los retos que están frenando la urgente inversión necesaria para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible" (ODS). Hasta el pasado mes de abril se habían acreditado 1.403 organismos y los principales Instituciones Intergubernamentales del mundo. A estas Conferencias sobre Financiación para el Desarrollo (CFpD) asisten representantes de los gobiernos del ámbito de las NNUU, organismos multilaterales, Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FMI), Organización Mundial del Comercio (OMC), empresas y sociedad civil e instituciones privadas que se hayan acreditado.
La primera CFpD se celebró en Monterrey (México) 2002, la segunda en Doha en 2008, la tercera en Addis Abeba en 2015 y la cuarta será la de Sevilla de 2025.
Objetivos de las Conferencias sobre Financiación
- Disponer de recursos que permitan la financiación de los ODS de la Agenda 2030, la deuda Externa y su sostenibilidad.
- Recabar compromisos públicos y privados que permitan atender estos desafíos.
- Aprobar consensos para orientar la política internacional al desarrollo lo que incluye el protagonismo del sector privado o la cooperación internacional en materia fiscal.
La Conferencia de Addis Abeba recomendó alinear la financiación al desarrollo a los Objetivos y Metas de la Agenda 2030.
Estas Conferencias son el único foro en el que líderes de los gobiernos, junto con organizaciones internacionales y regionales, instituciones financieras y comerciales, empresas, sociedad civil y el sistema de las Naciones Unidas se reúnen al más alto nivel para reforzar la cooperación internacional.
Compromisos del 0.7% y situación actual
En 1970 la Asamblea General de las NNUU recomendó que los países más ricos destinasen (Ayuda Pública al Desarrollo APD) el 0.7% de sus respectivos PNB a financiar proyectos de los países de bajos ingresos que permitieran reformas estructurales, capitalización humana y productiva, cambios institucionales, políticas transparentes y todo un complejo programa de intervenciones que priorizaran la reducción de los indicadores de pobreza, alimentación, salud... y finalmente, el crecimiento sostenible.
El año 2024 la APD (212.00 millones de $) cayó un 7.1% con respecto a 2023 (223.000 millones de $). La Ayuda total de 2024 representa el 0.33 % del PNB (inferior a la de 2023) de los países donantes (países de la Organización y Cooperación al Desarrollo – OCDE- que forman parte del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD). Los presagios para el presente año 2025 son pesimistas: la APD descenderá entre el 9% y el 17% o incluso más: se espera lo peor sobre todo de EEUU, el principal donante en cantidad de ayuda (63,3 miles de millones de $ en 2024) pero casi en la cola en términos relativos (0.22%). El presidente Trump ha suspendido el programa USAID, la Agencia para el Desarrollo Internacional, la mayor donante de ayuda al desarrollo del mundo. No se trata de una excepción: Alemania (segundo donante 32,42 miles de millones), Reino Unido (tercer donante 17,97), Japón (cuarto donante 17,77), Francia (quinto donante 15,43), también han anunciado recortes. Parece como si se hubiese producido un indeseable "efecto contagio". Los mayores presupuestos de defensa de los países citados y de otros, explican en parte, las mermas de las ayudas. También la percepción de que no producen cambios estructurales lo que genera desconfianza en los donantes.
Desafíos y alejamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Agenda 2030
El mundo se enfrenta una serie de desafíos interrelacionados: pobreza, crisis climática, deuda, inseguridad alimentaria, pandemias…La reducción de la pobreza mundial se ha desacelerado hasta prácticamente detenerse, y se prevé que el período 2020-2030 sea una década perdida. El 8,5% de la población mundial (casi 700 millones de personas) vive hoy con menos de 2,15 dólares al día, el umbral de pobreza extrema para los países de bajos ingresos. Tres cuartas partes de todas las personas en situación de pobreza extrema viven en el África subsahariana o en países frágiles y afectados por conflictos. El 44 por ciento de la población mundial –alrededor de 3.500 millones de personas– vive hoy con menos de 6,85 dólares por día, la línea de pobreza correspondiente a los países de ingresos medianos altos.
Según el Banco Mundial, poner fin a la pobreza extrema y a la pobreza monetaria absoluta en todo el mundo para 2030, costaría entre 70.000 y 325.000 millones de dólares al año. Un Informe de NNUU de 2024 dice que "únicamente el 17% de las Metas de los ODS están en camino de alcanzarse en 2023" y que el déficit de financiación es de 4 billones anuales de $.
Numerosos países no podrán alcanzar los ODS a causa de los insostenibles intereses de sus deudas externas que con frecuencia superan al gasto social. La reestructuración de la deuda continúa siendo la asignatura pendiente: la deuda eterna. Tampoco podrán cumplir los acuerdos sobre cambio climático por no disponer de la financiación ofrecida.
Aspectos críticos de la Política de Cooperación al Desarrollo
Los comentarios y datos expuestos ponen de relieve que la cooperación al desarrollo no ha mejorado significativamente el bienestar de los países destinatarios. No obstante, es evidente que un número considerable de proyectos de cooperación (hospitales, centros de enseñanza, laboratorios, comedores, vacunas…) han contribuido a mejorar la vida de incontables colectivos. Millones de personas se benefician todos los años y desde hace décadas de las ayudas de la cooperación.
Se acusa a los principales países donantes de destinar cuantiosas ayudas a objetivos vinculados a sus intereses geopolíticos. Se añade que las APD poco han contribuido a transformaciones estructurales que faciliten el crecimiento sostenible. Muchas especialistas sostienen que las APD serán eficaces cuando sean complementos de políticas nacionales realistas y bien diseñadas, transparentes y consensuadas, vinculadas a sectores con capacidades de arrastres que marginen a instituciones extractivas, a administraciones corruptas y a las empresas de los países donantes. Las amenazas de la Agencia de Cooperación de EEUU, USAID y de otros donantes, ha activado el debate de la política de cooperación al desarrollo. Se habla de "descolonizar", de superar un sistema que "perpetua la dependencia" y de la necesidad de implicar más a los países receptores. Sigue en pie el debate si la ayuda al desarrollo, tal como está diseñada, puede contribuir a reducir significativamente el hambre, la pobreza, la crisis climática, la deuda externa, el acceso al agua y a otras muchas carencias. Salir de la pobreza es un desafío difícil de alcanzar.
En "Los Orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza", los premios Nobel de Economía Acemoglu y Robinson destacan el papel determinante de las instituciones inclusivas, el marco legal, el buen gobierno o la transparencia política. La ayuda internacional será más eficaz cuando contribuyan a reforzar estos fines y marginen a las instituciones extractivas y a los gobiernos autocráticos. En otro trabajo posterior ponen de manifiesto el equilibrio entre los poderes de la sociedad y el de los estados como garantía de la libertad y de la prosperidad, cuando se rompe este equilibrio aparecen los estados despóticos o ausentes.
La OCDE y la Política de Cooperación al Desarrollo
Esta institución multilateral no es ajena a la escasa eficacia de los recursos destinados a la promoción del desarrollo debido a la proliferación de entidades intermedias, la fragmentación de las actividades o a la inmadurez de los proyectos, todo lo cual eleva los costes de las intervenciones y merman su eficacia.
En las primeras décadas de la política de cooperación al desarrollo el debate se centró en la cantidad de la ayuda, más adelante, en la calidad y eficacia de la ayuda. Un paso decisivo fue la Declaración de Paris de 2005 sobre sobre Eficacia de la Ayuda al Desarrollo que estableció cinco principios para agencias internacionales, países donantes y receptores y organizaciones multilaterales.
- Apropiación: Son los países, con la participación de todos los actores de desarrollo (gobierno central y local, parlamentos, sector privado y sociedad civil) quienes deben determinar y poner en marcha sus propias políticas de desarrollo.
- Alineación: La cooperación internacional concentrará sus esfuerzos en apoyar la política nacional de desarrollo, lo que implica canalizar los fondos a través de los sistemas nacionales de gestión financiera. Por su parte, los países receptores mejorarán la calidad y transparencia de su sistema de gestión de finanzas públicas.
- Armonización: La cooperación internacional actuará de forma coordinada y transparente. Unificarán y simplificarán sus procedimientos para reducir la carga burocrática que recae en el país con el cual colaboran.
- Enfoque en resultados: Implica gestionar e implementar la cooperación para que se enfoque en los resultados deseados
- Responsabilidad mutua: Los países y los donantes incrementarán la transparencia y rendición de cuentas en el uso de los recursos para el desarrollo.
Los principios citados de la OCDE y otros posteriores incorporaron el concepto de EVALUACIÓN a los proyectos de cooperación cuyas selecciones se hacen más rigurosas valorándose en las convocatorias la experiencia, méritos, CV del equipo consultor, evaluaciones realizadas... En las actuales convocatorias las evaluaciones (intermedias, finales) son una parte sustancial y obligatoria de todo proyecto financiado con recursos públicos o públicos/privados.
La Declaración de Sevilla y la FFD4
La Cumbre Internacional de Financiación de las NNUU que se celebrará en Sevilla los próximos meses de junio/julio ofrece una oportunidad inmejorable para canalizar, actualizar y potencias la política de Cooperación al Desarrollo.
El pasado mes de marzo se celebró en el campus de la Universidad Loyola de Sevilla la Jornada "¿Deuda o Desarrollo? Financiación para el Desarrollo y Doctrina Social de la Iglesia", en la que participaron académicos, ONGs e instituciones civiles y religiosas del mundo de la cooperación.
La Declaración Final recoge las siguientes recomendaciones que se trasladarán a la FFD4.
- Cancelación o reestructuración de la deuda para liberar a los países más vulnerables del sobreendeudamiento.
- Canjes de deuda (debt swaps) por inversiones en salud, educación, seguridad alimentaria y medioambiente.
- Mayor regulación y transparencia en el endeudamiento internacional, que prevean crisis de deuda futuras, evitando condiciones perjudiciales para los países deudores y garantizando condiciones de vida digna de sus ciudadanos.
- La creación y dotación de sistemas justos de financiación climática, que reconozcan la deuda ecológica de los países desarrollados con los países más vulnerables.
- Un marco multilateral inclusivo y equitativo, donde todas las partes involucradas en las crisis del endeudamiento soberano tengan voz y representación.
- Una economía centrada en la persona humana, inspirada en la justicia y la solidaridad, que reconozca la dignidad de todo ser humano y promueva modelos económicos basados en el bien común, el respeto a la naturaleza y la equidad global.
En el año 2005 Nelson Mandela propuso tres temas para la erradicación de la pobreza extrema: 1: Garantizar la justicia comercial. 2: Poner fin a la crisis de la deuda de los países más pobres. 3: Más ayuda y que sea de más calidad.
La FFD4 se enfrenta a numerosos desafíos como potenciar los compromisos financieros, diversificar las fuentes de financiación, restablecer la confianza política, mayor implicación de los países beneficiarios o la superior colaboración de las instituciones multilaterales.
Es una Conferencia deseada, esperada y esperanzadora.