Agua sin derecho y sin uso racional

22.03.2021

El día 22 de marzo se celebrará el Día Mundial del Agua. Esta fecha fue propuesta en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo celebrada en Río de Janeiro en 1992. Con la celebración de este día, se pretende resaltar la importancia que tiene el agua para la vida de los seres humanos y la conservación de los ecosistemas en la Tierra.

En este año la ONU propone que reflexionemos sobre el valor del agua para cada persona.

En un vídeo grabado por Pedro Arrojo, el relator de Naciones Unidas para los Derechos Humanos al Agua y al Saneamiento sugiere que se abra un proceso de reflexión sobre la importancia del agua para las distintas religiones y culturas. Indudablemente es un apunte interesante que deberíamos hacer.

Hoy quiero centrar la reflexión en dos aspectos diferentes.

1. Agua como derecho humano fallido

En 2002 la Asamblea General de Naciones unidas reconoce como derecho humano el acceso al agua potable y al saneamiento. En la Agenda 2030 el Objetivo de Desarrollo número 6 habla de garantizar para el 2030 el cumplimiento de este derecho para toda la población del planeta.

¿Cuál es el estado actual de este derecho?

En primer lugar, veamos los requisitos necesarios para que se considere que se ha cumplido el derecho al agua.

- El abastecimiento tiene que ser suficiente. Es decir, que se tengan cubiertas las necesidades de consumo, aseo personal, limpieza de la ropa y de la casa.

Según la Organización Mundial de la Salud, el consumo de agua por persona y día debe ser como mínimo de 50 litros para que estén garantizados los usos anteriormente nombrados sin poner en peligro la salud de las personas.

Según el Banco Mundial 2200 millones de personas en el mundo no tienen acceso al agua potable y 4200 millones no tienen saneamientos seguros.

La obtención del agua imprescindible para beber y cocinar supone que muchas personas tengan que hacer largas caminatas diariamente a fin de llevarla a los hogares. Eso tiene consecuencias importantes en la salud, dado el peso diario que tienen que transportar y en la educación de las mujeres, ya que en la mayoría de los países son ellas las encargadas de aportar el agua necesaria, abandonando la escuela a edades tempranas.

En los barrios pobres de las grandes ciudades de los países empobrecidos, el agua no llega siempre al abrir el grifo o llega muy contaminada. Esto ocurre porque a las compañías abastecedoras no les resulta rentable mejorar las instalaciones o simplemente llevar el agua a esos barrios.

- El agua debe ser saludable. Es decir, debe estar libre de agentes infecciosos productos, químicos tóxicos o radiaciones. Con una población mundial creciente y un uso exagerado de productos químicos para la agricultura, vertidos incontrolados por la industria, o la necesidad de defecar al aire libre porque no hay saneamientos adecuados, cada vez son más los ríos o acuíferos que no cumplen los estándares necesarios para que la ingesta de ese agua se considere saludable. A pesar de todo, este agua se bebe porque no hay otra, lo que ocasiona múltiples enfermedades sobre todo en las personas más débiles: diarrea, tifus, cólera, malaria, dengue... y una larga lista de otras muchas enfermedades.

Como vemos, estamos lejos de cumplir el objetivo de desarrollo sostenible número seis y que el derecho al agua potable se haga realidad.

2. Agua virtual

Este concepto fue definido por Tony Allan en 1993 y nos da una idea del agua necesaria para producir los alimentos o nuestros bienes de consumo. Es importante tener en cuenta estos datos porque nuestros hábitos de consumo pueden contribuir a reducir el consumo de agua o incrementarlo. Se calcula que cada persona en el mundo desarrollado utiliza 3000 litros de agua virtual al día.

A grandes rasgos habría que decir que con el consumo de productos vegetales utilizamos menos agua virtual que con el de carne. En los productos vegetales, es mejor consumir frutas y verduras que cereales. A la hora de consumir carne es siempre mejor la de pollo que la de cerdo o ternera. Ésta última es la que más cantidad de agua utiliza. Teniendo en cuenta que en cuanto a calidad no hay diferencias entre un tipo y otro de carne, es mejor para la salud del planeta y para la nuestra propia disminuir el consumo de carnes rojas y si comemos carne, no comerla en exceso y que ésta sea de pollo.

El consumo de agua virtual en el textil es también muy elevado, por tanto, austeridad a la hora de comprarnos ropa, especialmente la de algodón, es la mejor manera de ahorrar este tipo de agua. Para que nos hagamos una idea: en la fabricación de una camiseta de algodón se necesitan 2.500 l. de agua, en la de un pantalón vaquero, 10.500 l.

Todos estos datos nos asombrarían aún más si diéramos a conocer los litros de agua que se utilizan para los objetos cotidianos como una lata de refresco, el móvil o un coche. En estos casos habría que hablar también de escasez de minerales, tipos de minería, etc. Todo está relacionado y considerar algún aspecto de nuestro consumo deja de lado otras cuestiones derivadas de él.

Pero si no somos conscientes de nuestra huella hídrica y no le ponemos remedio al derroche de agua que se hace en otras partes del mundo, cada vez será más difícil el acceso al agua potable y de calidad, lo que acabará siendo una fuente de conflictos.

"En realidad, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos. Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable. Esa deuda se salda en parte con más aportes económicos para proveer el agua limpia y saneamiento a los pueblos más pobres. Pero se advierte un derroche de agua no solo en países desarrollados, sino también en aquellos menos desarrollados que poseen grandes reservas. Esto demuestra que el problema del agua es un problema educativo y cultural, porque no hay conciencia de la gravedad de estas conductas en un contexto de gran inequidad" (LS, 30).


Isabel Cuenca Anaya, secretaria general CGJP