Las armas nucleares y el colapso de los sistemas sanitarios

10.02.2022

ICAN ha publicado el nuevo informe "No hay lugar donde esconderse: las armas nucleares y el colapso de los sistemas sanitarios". Este informe utiliza datos públicos disponibles sobre hospitales, personal sanitario y el simulador NUKEMAP para evaluar la capacidad de respuesta sanitaria inmediata a la hora de tratar a las víctimas de una detonación de un arma nuclear de 100 kilotones. Este modelo NUKEMAP no incluye el impacto del fuego masivo o la lluvia radiactiva tras una detonación nuclear.

El examen se ha realizado sobre nueve ciudades de Estados con armas nucleares y Alemania, que alberga armas nucleares estadounidenses en su territorio. Aunque las consecuencias de este modelo variaban de una ciudad a otra en función de la densidad de población y el tamaño geográfico, los datos son claros: ninguna de estas ciudades tendría la capacidad sanitaria suficiente para responder a una explosión nuclear sobre su ciudad.

En Nueva Delhi, por ejemplo, unas 50.000 camas tendrían que acoger a más de dos millones y medio de personas heridas. Varias ciudades carecen de las camas necesarias para personas quemadas: París tiene nueve; Londres, dos.

Tras la destrucción del personal médico y de las infraestructuras por parte de la bomba, las ciudades se verían desbordadas. En Washington D.C., más de 500.000 personas morirían o resultarían heridas por la explosión. En Berlín, un tercio de los hospitales quedaría destruido.

Muchas de las víctimas tendrían quemaduras extensas que requerirían equipos de profesionales sanitarios para proporcionar cuidados necesarios para la supervivencia. En Tel- Aviv, cada médico tendría que tratar a 28 pacientes a la vez. En Islamabad, cada médico tendría que tratar a 366 personas simultáneamente. En Pyongyang, serían 162 personas por cada médico.

Al detonar un arma nuclear a 1,45 km. de altura se podría generar un pulso electromagnético con impactos similares a los de una explosión en superficie. Este pulso electromagnético inutilizaría una gran cantidad de equipos digitales importantes dentro de la zona de la ciudad dañada por la explosión, incluidos los equipos de comunicación, componentes clave de vehículos y dispositivos médicos, lo que complicaría aún más la respuesta del personal de emergencia y médico en la zona inmediata. Se interrumpiría el suministro de electricidad y también el suministro crítico de agua corriente limpia. Un hospital moderno depende en gran medida de equipos que requieren electricidad y la capacidad de proporcionar cuidados intensivos sin ella sería muy limitada. La radiación, los incendios masivos y las calles bloqueadas por los escombros dificultarían, o imposibilitarían, el transporte de pacientes y equipos a cualquier hospital que siguiera funcionando.

En cada ciudad, el número de personas heridas que necesitarían asistencia médica sería muchas veces superior al número diario más alto de nuevos pacientes de COVID-19 en todo el país. En Islamabad, habría 38 veces más personas heridas en un segundo que las que dieran positivo en COVID-19 en todo el país en un día en su punto álgido de la pandemia hasta 2021. En Tel- Aviv, serían 39 veces más personas.

Ninguna ciudad o servicio sanitario puede estar adecuadamente preparado para responder a las necesidades médicas de las personas heridas en las primeras horas tras el lanzamiento de un arma nuclear sobre ella. Las consecuencias sanitarias y medioambientales a largo plazo de una detonación nuclear, por no hablar de una guerra nuclear en toda regla, serían mucho peores.

Todos los países mencionados en este informe aumentan la probabilidad de que este riesgo se haga realidad al poseer o albergar armas nucleares, pero son las personas que viven en estas ciudades las que pagarían el precio final. Para garantizar la seguridad de su ciudadanía, quienes dirigen las ciudades deben pedir a sus países que se adhieran al TPAN y eliminen definitivamente estos escenarios de pesadilla.

Leer el informe [EN]