Carta del papa Francisco al obispo de Hiroshima

21.05.2023

Con motivo de la reunión de la Cumbre del G7 en Hiroshima para debatir las cuestiones urgentes a las que se enfrenta actualmente la comunidad mundial, deseo asegurarles mi cercanía espiritual y mis oraciones para que la Cumbre sea fructífera. La elección de Hiroshima como sede de esta reunión es particularmente significativa, a la luz de la continua amenaza de recurrir a las armas nucleares. Recuerdo la sobrecogedora impresión que me dejó la conmovedora visita al Memorial de la Paz durante mi visita a Japón en 2019. Estando allí en oración silenciosa y pensando en las víctimas inocentes del ataque nuclear de hace décadas, quise reiterar la firme convicción de la Santa Sede de que "el uso de la energía atómica con fines bélicos es, hoy más que nunca, un crimen no sólo contra la dignidad de los seres humanos, sino contra cualquier futuro posible para nuestra casa común" (Discurso en el Memorial de la Paz, 24 de noviembre de 2019).

Es a ese futuro al que los hombres y mujeres responsables miran ahora con preocupación, en particular tras nuestra experiencia de una pandemia mundial y la persistencia de conflictos armados en diversas regiones, incluida la devastadora guerra que se libra ahora en suelo ucraniano. Los acontecimientos de los últimos años han puesto de manifiesto que sólo juntos, en fraternidad y solidaridad, puede nuestra familia humana tratar de curar las heridas y construir un mundo justo y pacífico.

En efecto, cada vez es más evidente que, en el mundo multipolar del siglo XXI, la búsqueda de la paz está estrechamente relacionada con la necesidad de seguridad y con la reflexión sobre los medios más eficaces para garantizarla. Dicha reflexión debe considerar necesariamente el hecho de que la seguridad global ha de ser integral, capaz de abarcar cuestiones como el acceso a los alimentos y al agua, el respeto al medioambiente, la asistencia sanitaria, las fuentes de energía y la distribución equitativa de los bienes del mundo. Un concepto integral de seguridad puede servir para anclar el multilateralismo y la cooperación internacional entre actores gubernamentales y no gubernamentales, sobre la base de la profunda interconexión entre estas cuestiones, que hace necesario adoptar, conjuntamente, un enfoque de cooperación multilateral responsable.

Hiroshima, como "símbolo de la memoria", proclama con fuerza la inadecuación de las armas nucleares para responder eficazmente a las grandes amenazas actuales para la paz y garantizar la seguridad nacional e internacional. No hay más que considerar el catastrófico impacto humanitario y medioambiental que supondrá el uso de armas nucleares, así como el despilfarro y la mala asignación de recursos humanos y económicos que implica su desarrollo. Tampoco debemos subestimar los efectos del miedo y recelo que generan su mera posesión, que compromete el crecimiento de un clima de confianza mutua y diálogo. En este contexto, las armas nucleares y otras armas de destrucción masiva representan un multiplicador de riesgo que sólo ofrece una ilusión de paz.

Asegurándole mis oraciones por usted y por quienes están confiados a su cuidado pastoral, me uno a usted en la oración para que la Cumbre del G7 en Hiroshima demuestre una visión clarividente al sentar las bases de una paz duradera y de una seguridad estable y sostenible a largo plazo. Con gratitud por sus esfuerzos al servicio de la justicia y de la paz, le envío cordialmente mi bendición.

Roma, San Juan de Letrán, 19 de mayo de 2023

Carta del papa Francisco dirigida al Reverendísimo Alexis-Mitsuru Shirahama, obispo de Hiroshima.