Crisis, religión y espiritualidad: una inspiración para el cambio

13.06.2012
Este cuaderno esboza sucintamente tres preguntas frente la crisis: ¿qué pasa? ¿cómo se entiende? ¿qué vamos a hacer? Ninguna de las tres reúne un gran consenso, puesto que más allá de la complejidad del asunto, todas ellas están mediatizadas por los intereses de quién pretende responderlas.


Lo más habitual es responderlas con el enojo de lo perdido o con el interés de una posible ganancia, motivo por el que hemos querido volver a centrar la cuestión. La crisis suele ser abordada desde el cambio que ha provocado en el autor y su entorno, poniendo énfasis justamente en la ruptura, entre un pasado que no volverá y un futuro que no imaginamos. En este texto hemos pretendido justamente observar la continuidad de la economía, la lucidez de la doctrina de la Iglesia y el discernimiento de lo más central de la persona.

Al intentar responder las tres preguntas, sin darnos cuenta, hemos dado pistas sobre qué entendemos que es la economía, la comunidad, la persona. En la medida que la economía y la política no sirven al bien común, que la Iglesia no es la comunidad de los pobres o que la persona no anhela la libertad, aparece el sufrimiento. Lógicamente, deseamos cambiar las tres, pero es muy difícil cambiar el entorno para seguir siendo los mismos.

El situar a la persona como prioridad a la que el resto de condicionantes deben someterse, siguiendo la estela de Jesús, nos impele a empezar la conversión por su mismo ser. Solo una espiritualidad de la pobreza que nos transforme y libere puede capacitarnos para superar, no las diez crisis, sino las bases morales sobre las que se sustenta un sistema insostenible para la tierra, indigno para la humanidad y por lo tanto, abierto a un cambio en profundidad.