Cuando el dolor hace callo. Claves para no mirar (una vez más) a otro lado

16.06.2023
Reflexiones con motivo del día de las Naciones Unidas de las Personas Refugiadas.
Moria, Melilla, Arguineguin, Ceuta, Cutro, Lesbos, Calais, Trípoli, Tarajal


La mera pronunciación de estos nombres nos traslada a escenarios de sufrimiento, de brutalidad, de impunidad, de violaciones de derechos humanos, de fracaso de la solidaridad. No hay semana que no traiga consigo su saldo de víctimas. No hay semana que no se escuchen las mismas disculpas, que no se vea a los mismos gobernantes que se encogen de hombros cuando se les pregunta qué van a hacer para detener esta situación y terminan decidiendo lo mismo que decidieron hace cinco, diez, quince años… más vallas, más policía, más fragatas en el Mediterráneo, más externalizaciones de fronteras, más criminalización hacia quienes ayudan. Más muerte, más lágrimas…


El milagro de la pequeña Amal.

En marzo de 2021, una marioneta de 3,5 metros de alto, de nombre Amal realizó una peregrinación desde la frontera entre Siria y Turquía hasta la ciudad de Manchester en el Reino Unido. La marioneta, representaba a una niña refugiada. En su periplo recorrió Turquía, Grecia, Italia, Francia, Alemania, Holanda, Bélgica y el Reino Unido. Vecinos y vecinas de los pueblos y lugares por los que pasó salían alborozadas a darle la bienvenida, a abrazarla, a fotografiarse con ella. Jefes de Estado, ministros, alcaldes y hasta el mismo papa Francisco se fotografiaron con ella…

El viaje de Amal fue un intento de sensibilizar a una ciudadanía que se encontraba entumecida y adormilada como consecuencia de los miles de estímulos informativos y visuales que la mantenían cautiva ante a sus pantallas, encogida en sus miedos y paralizada en sus incertidumbres.

El primer milagro que consiguió Amal fue que la gente volviera a salir a las plazas, a reconocerse, a tocarse, a verse… a comprobar como una simple marioneta les había congregado en su diversidad y había concitado una simpatía, una solidaridad común.


Donde la solidaridad surge el miedo calla…y viceversa

Donde la solidaridad surge el miedo calla…y viceversa

El abrazo de Luna Reyes, voluntaria de Cruz Roja a Abdou, un hombre inmigrante que yacía desfallecido en la playa del Tarajal rodeada de militares que portaban sus armas .Su camino junto a él, su ayuda para que pudiera beber y su abrazo de profunda solidaridad humana indican el camino a seguir. A ninguno de los militares que presenciaban la escena se le vio la más mínima empatía. Es más, a ese inmigrante, estando como estaba agotado, se le indicó el camino de vuelta a Marruecos.

A otro inmigrante, Osama, de nacionalidad siria, que llevaba en brazos a su hijo mientras cruzaba la frontera húngara, en 2015 una reportera que estaba filmando, le zancadilleó y el hombre y el hijo cayeron. En posteriores declaraciones la periodista dijo haber actuado movida por el pánico. Dos imágenes: Un abrazo y una zancadilla, dos emociones: el pánico y el amor. El pánico nos hace poner zancadillas, el amor nos mueve a la solidaridad. Hoy las zancadillas a la solidaridad se ponen también desde la Unión Europea pero el pánico lo siembran muchos otros. Atreverse a desenmascarar a quienes generan miedos a través de noticias e imágenes "fake" es esencial para recuperar la salud democrática de la sociedad

Sin embargo esto está siendo cada vez más difícil. Un reciente informe publicado por PICUM titulado "More than 100 people criminalised for acting in solidarity with migrants in 2022" (más de cien personas criminalizadas por actuar en solidaridad con los migrantes en 2022) refleja cómo entre enero y diciembre de 2022 más de 102 personas sufrieron imputaciones penales en la UE por ayudar a personas inmigrantes. Asumir que con la lucha por la justicia puede venir la represión no es nuevo. Siempre ha sido así y es necesario asumirlo, más aún si se es cristiano "no es el discípulo más que su maestro (Mt 10,24-42)".

El tablero de juego de la nueva (vieja) política europea de migración y asilo

Los países del Norte de la Unión Europea no quieren que "suban" a sus territorios aquellas personas desplazadas que entran por las Costas del Mediterráneo y la Frontera Sur. Los países de la Europa del Este, por su parte, no desean que se les "envíen" gente refugiada para ser reasentada en sus países. Los países del Sur, donde más presión migratoria existe, se encuentran desbordados ante la falta de recursos. La ultraderecha por su parte ha pasado de ser una opción política residual a gobernar en numerosos países de la UE (Hungría, Polonia, Italia, Finlandia) y exige mano firme hacia la inmigración.

¿Cómo cuadrar este incómodo" sudoku" para que la Unión Europea sea un espacio "estable y seguro"? El Consejo Europeo del pasado 8 de junio adoptó la propuesta de la Comisión denominada "Nuevo mecanismo de solidaridad: simple, predecible y realizable" dentro del Plan Europeo de Migración y Asilo para responder a estas pregunta. La respuesta consiste básicamente en combinar un mínimo de solidaridad obligatoria para todos los estados miembros unido a un marco de gran flexibilidad que en el fondo permite a cada estado miembro hacer lo que desea dentro de unos mínimos límites y fijando la capacidad máxima de acogida en el territorio de la unión, que se estima en 30.000 personas.

Ciertamente se establece una obligación "de mínimos" en todos los estados miembros para responder recibiendo a personas migrantes en casos de urgencia, pero la norma básica es la flexibilidad, de modo que se dotará de recursos de seguridad a los países del Sur de Europa reforzando las fronteras, firmando acuerdos de retorno con países terceros y promoviendo procedimientos más rápidos y menos burocratizados de retorno (en 12 semanas) para aquellas personas que no cumplen los requisitos.

Aquellos estados que no quieran asumir cuotas de reasentamiento que en principio les corresponderían pueden librarse de ello pagando la cantidad de 20.000 euros al año por persona.

El fin de la llamada "excepción ucraniana" es también cuestión de tiempo y no porque se extienda a todas las personas desplazadas susceptibles de protección internacional sino porque se acabará adaptando la situación de los y las nacionales ucranianos a la normativa general de migración y asilo.



Que el dolor no haga callo                                                                                 "Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo"

Muchas más personas refugiadas

El Día Mundial de las Naciones Unidas sobre las personas refugiadas tiene para 2023 el lema "Esperanza lejos del Hogar: por un mundo inclusivo con las personas refugiadas" y ciertamente es necesaria esperanza cuando se asiste a sucesos como el recientemente acaecido en el mediterráneo oriental, el pasado 14 de junio, en el que naufragó un barco con más de quinientas personas a bordo sin recibir la ayuda necesaria y con un número de muertes que puede ascender a varios centenares, o el video recientemente publicado por The New York Times en el que se muestra como un grupo de doce inmigrantes fueron dejados a su suerte por los guardacostas griegos en una lancha neumática en el mar después de ser apresados en tierra. O cuando se vuelve a ver el video de la BBC sobre los sucesos en Melilla de 24 de junio de 2022 que no han sido todavía esclarecidos.

Urge la esperanza cuando el número de personas refugiadas en el mundo ha aumentado en un 35% en diciembre de 2022 respecto a cifras del año anterior o cuando el número de personas desplazadas se incrementó en un 21%, según datos de ACNUR.

Que el dolor no haga callo

"Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo" decía león Felipe en su poema Romero solo.

El dolor ante las imágenes que vemos, la frustración ante la falta de respuestas, el desánimo ante la criminalización de la solidaridad puede crear la tentación de intentar bajar los brazos y dejarse vencer por el desánimo. Sin embargo hay luces que nos impulsan a dar pequeños pasos. Quizá haya que poner la vela encima de la mesa y no esconderla por tenue que sea su luz (Lc 11, 33-54) quizá haya que gritar más fuerte precisamente cuando parece que hay menos esperanza. Quizá hay que recordar en el sentido literal de la palabra ("volver a pasar por el corazón") las palabras de Arcadi Oliveres cuando nos recordaba que "mai es tan fosc" (nunca es tan oscuro) y en esos momentos recordar a Luna, a Helena Maleno, a Open Arms y a tantas otras y otros…

Emilio José Gómez Ciriano

Responsable de Derechos Humanos de Justicia y Paz