Declaración conjunta interreligiosa sobre la entrada en vigor del Tratado de Prohibición de Armas Nucleares

22.01.2021

Desde una amplia coalición de comunidades religiosas de todo el mundo, hablamos con una sola voz para rechazar la amenaza existencial que las armas nucleares representan para la humanidad. Acogemos con entusiasmo la entrada en vigor del Tratado de Prohibición de Armas Nucleares (TPAN), el primer tratado internacional que prohíbe completamente estas armas y aborda de forma innovadora el impacto desproporcionado de las armas nucleares en las mujeres y los pueblos indígenas, y la importancia de la asistencia a las víctimas junto a la reparación de los daños ambientales. Felicitamos y agradecemos a los países que han ratificado y firmado este importante Tratado, así como a quienes han trabajado en pro del desarme y la abolición nuclear durante muchos decenios.

Como personas de fe, creemos que la posesión, el desarrollo y la amenaza de utilizar armas nucleares es inmoral. No hay manos seguras para estas armas. La detonación accidental o deliberada de un arma nuclear causaría un daño grave, duradero y de gran alcance en todos los aspectos de nuestras vidas y nuestro medio ambiente para todo el mundo. Además, estas tecnologías forman parte de estructuras y sistemas que provocan gran sufrimiento y destrucción. Por lo tanto, como una necesidad ética y estratégica nos comprometemos a trabajar conjuntamente por la justicia económica y social, la relación correcta con la Tierra, la responsabilidad y la restauración donde haya violencia y daño. Nos regocijamos por las posibilidades de un nuevo mundo en el nos introduce este Tratado. En un momento en el que la sociedad global necesita una nueva esperanza, el TPAN nos inspira a seguir trabajando para eliminar plenamente la amenaza de las armas nucleares y crear las condiciones para la paz, la justicia y el bienestar.

Reconocemos el legado mundial de las personas hibakusha supervivientes, cuyo valor y perseverancia sirven de inspiración, guía y fundamento moral en la búsqueda de un mundo libre de armas nucleares. Esta búsqueda continuará hasta que este tipo de armas sea eliminado de nuestro planeta. Invitamos a cada persona, especialmente a las comunidades de fe, a unirse en este trabajo por la paz, la justicia y el respeto a la vida, contra el que las armas nucleares se oponen completamente. Pueden participar significativamente según sus tradiciones e inspiración. Instamos a todos los Estados a que se unan a la creciente comunidad de países que han rechazado las armas nucleares y a que firmen y ratifiquen el TPAN, o a que trabajen con ese fin uniéndose a la primera reunión de los Estados Partes prevista para este año.

En este momento histórico, debemos actuar con decisión para fortalecer el poder del TPAN tras su entrada en vigor, y trabajar por la paz, la cooperación y la seguridad común.

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