Justicia y Paz se une a una Declaración interreligiosa ante la Décima Conferencia de Partes de Revisión del TNP

05.08.2022
La Comisión General de Justicia y Paz ha respaldado junto a 100 organizaciones la Declaración Conjunta Interreligiosa para la Décima Conferencia de Examen de las Partes del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP). 

La Sra. Kehkashan Basu leerá la declaración durante el segmento de presentación de las ONG el viernes 5 de agosto, cuyo inicio está previsto para las 15:00 horas EDT (sujeto a cambios). Se podrá ver en el siguiente enlace: https://media.un.org/en/webtv.

La declaración también se leerá en una vigilia interreligiosa coordinada por URI Voices for a World Free of Nuclear Weapons el viernes 5 de agosto a las 2pm EDT. Tendrá lugar en la capilla Tillman del Church Center for the UN, y también a través de zoom.  Voices también tiene una iniciativa llamada Día de Oración Nuclear, que conmemora el 6 de agosto.

Declaración Interreligiosa

Como personas de fe comprometidas con la construcción de un mundo pacífico y justo, nos reunimos para unir nuestras voces con motivo de la Décima Conferencia de Partes de Revisión del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), que coincide con los solemnes aniversarios de los días en que se lanzaron las bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en 1945. Es un honor que quienes sobrevivieron en Hiroshima y Nagasaki sigan guiando nuestro activismo. Hoy, cuando nos enfrentamos a una profunda preocupación por una posible escalada de la guerra nuclear, renovamos nuestra determinación de continuar con su legado y hacer nuestra parte como comunidades religiosas para seguir trabajando por un futuro sin armas nucleares.

El TNP es un tratado internacional histórico sobre la no proliferación y el desarme nuclear, y su amplia adhesión es un testimonio de la importancia del Tratado. Creemos que los objetivos del TNP son más relevantes que nunca en el entorno de seguridad actual.

Sin embargo, como indica la declaración conjunta de la sociedad civil de 2020 a los Estados Partes del TNP, el Tratado es tan fuerte como su aplicación. La escalada de tensiones y el incierto entorno de seguridad mundial son las mismas razones por las que necesitamos una acción decisiva y oportuna para el desarme nuclear, y no el aumento de la inversión y la modernización de esas armas catastróficas. Es urgente que adoptemos ahora esas medidas concretas para la plena aplicación, porque nuestra supervivencia depende de ello.

Como personas de fe, estamos aquí para recordar a las personas delegadas de la Conferencia de Revisión del TNP, nuestra humanidad compartida. A pesar de los intereses y objetivos nacionales que a veces parecen contradecirse, compartimos el objetivo fundamental de preservar nuestro planeta, países, comunidades y familias, sin los cuales no podemos perseguir nuestra prosperidad, bienestar o felicidad. Sabemos que las armas nucleares, tanto si se utilizan por diseño como por accidente, destruirán el mundo tal y como lo conocemos y causarán un tremendo sufrimiento a muchas personas, como atestiguan las personas hibakusha y las comunidades afectadas. Las armas nucleares son incompatibles con nuestros valores fundamentales de respeto a la dignidad humana; no debe tolerarse que sigan desempeñando un papel en la llamada seguridad nacional.

Como personas delegadas en sociedad civil y en las comunidades religiosas compartimos la responsabilidad moral y ética de hacer realidad un mundo sin armas nucleares, sabiendo que la posibilidad está en nuestras manos. Depende de cada una llevar a cabo esta misión, y la historia seguramente demostrará que tomamos el rumbo correcto. Decimos esto, porque hemos sentido el aliento y el liderazgo demostrados por los Estados Parte del Tratado de Prohibición de Armas Nucleares (TPAN), como se ve en los audaces compromisos producidos en la primera Reunión de Estados Parte.

Al embarcarnos en las negociaciones de la Conferencia de Revisión, partiendo del reconocimiento compartido de que los horrores de las armas nucleares no deben recaer nunca sobre ningún país, ni sobre ninguna persona, instamos a cada delegación del TNP a que considere lo siguiente:

  1. Prestar atención a las voces de las personas hibakusha y de las comunidades afectadas, y reconocer las armas nucleares como lo que son: armas de destrucción masiva capaces de matar a millones de personas con consecuencias humanitarias duraderas y devastadoras;
  2. Afirmar que no se puede ganar una guerra nuclear y que nunca se debe librar, y comprometerse con acciones concretas para evitar cualquier posibilidad de escalada hacia una guerra nuclear;
  3. Cumplir con los compromisos y obligaciones de desarme nuclear en virtud del artículo VI del TNP, y apoyar también otros instrumentos internacionales que complementan dichas obligaciones, como el TPAN y el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares.

Nuestras diversas tradiciones religiosas nos recuerdan que no estamos presos a nuestra realidad actual. Tenemos creatividad, resistencia y capacidad de crear el mundo que deseamos. Confiamos la actuación según su conciencia moral, y rezamos para que la Conferencia de Revisión sea fructífera y sirva de inspiración a las generaciones futuras.

Leer el manifiesto en inglés