Hacia una paz desarmada y desarmante

29.12.2025

Los mensajes que proclaman los Papas con motivo de la Jornada Mundial de la Paz, que se celebra anualmente el día 1 de enero, constituyen ya una larga tradición que cumple 59 años, desde su instauración por San Pablo VI , y suelen constituir una referencia ineludible, ya que se dirigen no sólo a la comunidad católica, sino también a personas no creyentes , a todos los pueblos, incluyendo a personas dirigentes y con responsabilidad política y social y a todas las personas de buena voluntad y ciudadanas de todo el mundo: la humanidad entera, destinataria del mensaje salvador de Jesucristo.

Esta tradición ejemplariza la voluntad de mantener vivo el clamor y el compromiso de la Iglesia por la paz, desde aquel histórico discurso del propio Pontífice ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 1967, que culminó con un emocionado y contundente grito de "NUNCA MÁS LA GUERRA".

El texto integro del Mensaje de este año se ha hecho público el pasado día 18 de diciembre, ya que normalmente acaece en torno de la festividad de la Inmaculada Concepción de la Virgen, - lo que constituye una clara coincidencia con el apelativo de María como Reina de la Paz, que de este modo suele ser invocada en los sucesivos Mensajes -.

Así, se inicia con la conocida y repetida llamada del papa León desde los primeros momentos de su pontificado a "una paz desarmada y desarmante… la paz de Cristo resucitado, humilde y perseverante " e invita a "rechazar la lógica de la violencia y de la guerra y a promover una reconciliación fundada en el amor y la justicia". De este modo, se actualiza el plan para la humanidad que expresa Yahvé en boca del profeta (Isaías, 2, 4-5), con el que cierra el Mensaje, enlazándolo, con los ideales de misericordia y fraternidad, tan reiterados por los últimos Papas, especialmente en las encíclicas y exhortaciones "Fratelli tutti", "Dilexit nos" y "Dilexi te ".

La idea de paz que desarrolla el Mensaje es aquella que no es simplemente la ausencia de conflicto, sino "una opción de desarme , no fundada en el miedo ni en la imposición de los poderosos y cuya finalidad última es "construir el Reino de Dios y edificar juntos un futuro humano y político": si la paz no es una realidad experimentada, para custodiar y cultivar, la agresividad se difunde en La vida doméstica y en la vida pública.

Frente a esta paz de Jesús resucitado, que Él pronunció con firmeza ("Envaina tu espada", Jn.18-11), el Papa denuncia el engaño de la violencia, la agresividad que se difunde en la vida doméstica y en la vida pública, los repetidos llamamientos a incrementar el gasto militar, la aplicación en ámbito militar de las inteligencias artificiales… todo ello es una espiral destructiva, sin precedentes, del humanismo jurídico y filosófico sobre el cual se apoya y desde el que se protege cualquier civilización. El silencio de las armas debe convertirse en desarme ético, personal y colectivo, capaz de disolver los conflictos, abrir los corazones y generar confianza, empatía y esperanza.

Recuerda el Mensaje que no es suficiente "invocar" estos valores, sino que necesariamente deben encarnarse en un estilo de vida y en unas prácticas políticas que rechacen toda violencia, visible o estructural, y para ello señala tres líneas de pensamiento y acción: "reconocer, asumir, superar las diferencias".

En esta línea, el Papa ya ha recordado recientemente que el tema de la paz no se separa del contexto actual, ya que "nuestro mundo lleva abiertas las profundas cicatrices del conflicto, la desigualdad, la degradación medioambiental y un creciente sentimiento de orfandad espiritual".

Como hemos dicho, no podía faltar en el Mensaje la denuncia de la carrera armamentista: "No es casual que los repetidos llamamientos a incrementar el gasto militar y las decisiones que esto conlleva, sean presentados por muchos gobernantes con la justificación del peligro frente a los otros… la apelación a la disuasión nuclear encarna la irracionalidad de una relación entre pueblos basada no en el derecho, la justicia y la confianza , sino en el miedo y en el dominio de la fuerza". Este apartado del Mensaje se cierra con una extensa cita de San Juan XXIII (Pacem in Terris, 60) y con datos terriblemente incontestables: los gastos militares se incrementaron en 2024 un 9,4 % respecto del año anterior… alcanzando la cifra de 2.718 billones de dólares, es decir, el 2,5 % del PIB mundial.

Todo ello se sitúa en la constante preocupación del Papa ante las matanzas de menores, mujeres, personas ancianas y enfermas (la población civil ) en combates , bombardeos y otros métodos de masacre, reclamando un alto el fuego para todos los conflictos vivos, como ya dijo el pasado 9 de noviembre en su homilía con motivo de la conmemoración de la Basílica de San Juan de Letrán.

El Mensaje concluye con el deseo de que la paz se convierta en luz del mundo, y que éste sea un fruto del Jubileo de la Esperanza que "ha impulsado a millones de seres humanos a descubrirse peregrinos y a comenzar en si mismos este desarme del corazón, de la mente y de la vida , al que Dios no tardará en responder, cumpliendo sus promesas anunciadas por los Profetas".

Eudald Vendrell, vicepresidente CGJP