Pax Christi USA se solidariza con las personas inmigrantes para desafiar la campaña de terror

17.10.2025

Desde la toma de posesión del presidente Donald Trump el 20 de enero, testimoniamos un ataque sin precedentes, no solo contra el colectivo inmigrante, sino contra el corazón mismo de nuestra democracia y las instituciones en las que se sustenta.

En ciudades y comunidades de todo el país, estamos viendo «un ataque gubernamental integral diseñado para generar miedo y terror», en palabras del cardenal Robert McElroy, arzobispo de Washington D. C., en una misa en la que se conmemoraba el Día Mundial de la Persona Migrante y Refugiada el 28 de septiembre, que se celebró tras una procesión de tres horas de inmigrantes y fieles por las calles de la capital del país:

«Como Iglesia, debemos consolar y solidarizarnos pacíficamente con los hombres y mujeres indocumentados cuyas vidas están siendo trastornadas por la campaña de miedo y terror del Gobierno... El coraje y el sacrificio deben ser el sello distintivo de nuestras acciones en este momento de sufrimiento histórico y deliberado que se cierne sobre personas que viven vidas verdaderamente buenas y que son un orgullo para nuestra sociedad... », añadió, «Como ciudadanos no debemos permanecer en silencio mientras se comete esta profunda injusticia en nuestro nombre».

Un ataque sin precedentes contra las personas inmigrantes y sus familias

En las principales ciudades de Estados Unidos y en las comunidades rurales, allá donde trabajan y residen las personas inmigrantes, hemos presenciado agresiones militares por parte de la Guardia Nacional, el ejército estadounidense, la Patrulla Fronteriza y agentes de incógnito del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), que siembran el miedo y el terror en nuestras comunidades, secuestrando literalmente a inmigrantes en las calles, irrumpiendo en coches, lugares de trabajo y hogares para arrestar, detener y, finalmente, deportar a personas inmigrantes, la gran mayoría de las cuales no tienen antecedentes penales.

Durante los primeros 100 días de la segunda administración Trump, el presidente, a través de docenas de órdenes ejecutivas, ha restringido severamente o desmantelado por completo los programas de reasentamiento de personas que buscan refugio y asilo, ha cancelado las subvenciones del Departamento de Estado a 10 agencias de reasentamiento, entre ellas los Servicios de Migración y Refugio de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, y ha cerrado efectivamente la frontera entre Estados Unidos y México. A las personas refugiadas y migrantes que ya tenían permiso para establecerse en Estados Unidos o para solicitar asilo se les impidió el acceso.

Ante estas medidas crueles y degradantes —que en muchos casos han sido impugnadas por jueces federales por ser ilegales e inconstitucionales—, las personas inmigrantes y quienes representan y defienden sus derechos han respondido con protestas contra las incursiones del ICE en las comunidades de inmigrantes, demandas contra el Gobierno en los tribunales federales o manifestaciones frente a los centros de detención de inmigrantes y las oficinas locales del ICE.

En vísperas de la fiesta de San Francisco de Asís, Pax Christi USA celebró una vigilia frente a la sede nacional del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para hacer un llamamiento moral a miembros de la administración Trump y a personal funcionario del ICE para que pongan fin a las redadas contra las comunidades de inmigrantes y liberen a las personas detenidas injustamente, haciéndose eco de las palabras de San Óscar Romero cuando pidió al ejército de El Salvador que detuviera la represión:

«Como personas de fe, como descendientes de inmigrantes nosotros mismos, estamos llamados a amar y acoger a nuestro prójimo, no a arrestarlo, detenerlo y deportarlo. Cuando se da una orden humana de oprimir o dañar a otro ser humano, para los cristianos y las personas de fe, dicha orden debe estar subordinada a la ley del amor de Dios. Ningún agente del ICE está obligado a obedecer una orden contraria a la ley de Dios. Nadie tiene que obedecer una ley inmoral. Ya es hora de que quienes aplican la actual política de inmigración injusta obedezcan a su conciencia en lugar de a una orden pecaminosa».

¿Cómo hemos llegado exactamente a este punto? Hay mucha culpa que repartir, incluyendo a líderes de ambos partidos políticos en el Congreso y en varias administraciones, que no han logrado aprobar una reforma migratoria integral. Pero este año es diferente. Las palabras y acciones de los últimos nueve meses de la administración Trump son especialmente atroces y preocupantes, no solo para las comunidades de inmigrantes vulnerables, sino también para nuestra democracia.

«Al dar testimonio en la capital de la nación, están afirmando la dignidad humana y defendiendo el bien común... Los inmigrantes nos han hecho más fuertes y mejores, y seguirán haciéndolo. Recordemos el imperativo bíblico de acoger al extranjero y reconozcamos que es al mismo Cristo a quien acogemos». – Obispo John Stowe, OFM Conv, obispo presidente de Pax Christi USA.

«Estoy convencido de que la Iglesia será perseguida»

El obispo Mark Seitz, de El Paso, presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (US Conference of Catholic Bishops'), ha afirmado en numerosas ocasiones el compromiso de la Iglesia con la defensa y protección de las personas inmigrantes, y ha reconocido los valores y contribuciones que estas aportan a nuestro país, empezando por su profunda fe. Sin embargo, cada vez más, sus comentarios apuntan a la urgencia del momento:

«Hay una dimensión profética en esta obra... Nuestra solidaridad debe ser visible. El camino del amor no puede ocultarse bajo una cubeta. Debe personificarse, encarnarse y hacerse público... Estoy convencido de que la Iglesia será perseguida».

En una reunión celebrada en la Universidad de Fordham en septiembre, patrocinada por el Centro de Estudios Migratorios y el Hope Border Institute, a la que asistieron 300 personas, el obispo Seitz pintó un panorama sombrío del estado la democracia norteamericana:

«Lo que estamos viendo es que los inmigrantes son chivos expiatorios de una crisis con raíces mucho más arraigadas... Son la alerta temprana que nos avisa del peligro. Aquí hay cuestiones más profundas, como la forma en que entendemos la naturaleza de la vida pública y nuestra democracia, y cómo trazamos las líneas que separan a quien pertenece y a quien no... No podemos ignorar las grietas que se están abriendo en el proyecto estadounidense... y no podemos ignorar la deriva hacia el autoritarismo que estamos presenciando».

«Estoy muy preocupado por el despliegue de tropas y por cómo se utiliza el sistema de aplicación de la ley federal para reforzar las medidas de control de la inmigración... pero también me preocupa mucho la reciente decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos que da carta blanca al gobierno para perseguir a personas por su aspecto latino, porque hablan español o porque trabajan duro».

¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Qué futuro vamos a construir para las próximas generaciones? ¿Cómo vamos a dar vida al Evangelio en nuestro contexto social actual? «Eso», dijo el obispo, «depende de nosotros».

Incremento de las deportaciones y detenciones

Pax Christi USA ha condenado rotundamente al Gobierno por permitir deportaciones masivas, militarizar la aplicación de las leyes de inmigración, ampliar las infraestructuras de detención y poner fin de forma efectiva al asilo, violando no solo los derechos y la dignidad de millones de inmigrantes y sus familias, sino también las tradiciones que han hecho que nuestro país sea un faro para las personas refugiadas que huyen de la violencia y la persecución mundial. Y la situación solo va a peor.

Según el Departamento de Seguridad Nacional, en los primeros 200 días de la administración Trump, 352 000 inmigrantes sufrieron detención. De esas personas detenidas se ha deportado a  324 000, lo que equivale a 1 620 deportaciones al día.

Con el inicio del nuevo año fiscal (1 de octubre), se dedicará decenas de miles de millones de dólares cada año a contratar a 10 000 agentes del ICE y abrir 300 oficinas del ICE adicionales así como construir nuevos centros de detención del ICE, duplicando la capacidad para albergar a 100 000 inmigrantes. Estas instalaciones de detención, lo que algunos medios de comunicación han calificado de «campos de concentración», están gestionadas por agencias penitenciarias privadas con ánimo de lucro, como Geo Group y Core Civic. Especialmente preocupante es el uso de la inteligencia artificial para localizar y rastrear a las personas inmigrantes y sus familias, tal y como revela un nuevo informe sobre la empresa Palantir, que describe cómo el Gobierno está intensificando sus esfuerzos para hacer cumplir la ley.

Aquí hemos visto las escenas de miedo y terror, y a veces las hemos presenciado en nuestras propias comunidades, cuando agentes de incógnito del ICE han detenido a mujeres y hombres inmigrantes, y a veces a menores, en ocasiones de forma violenta, dejando un rastro de aflicción en las familias separadas. En palabras del cardenal Robert McElroy:

«Nuestro Gobierno está llevando a cabo, según sus propias declaraciones y a juzgar por las tumultuosas medidas que ha puesto en marcha, una campaña integral para desarraigar a millones de familias y hombres y mujeres trabajadores que han venido a nuestro país en busca de una mejor vida... Esta campaña se basa fundamentalmente en el miedo, ya que el Gobierno sabe que no puede tener éxito en sus esfuerzos si no es trayendo nuevas dimensiones de miedo y terror a la historia y vida de nuestro país».

La solidaridad con las personas inmigrantes es un acto de fe y justicia

Ante este ataque contra las personas inmigrantes, Pax Christi USA se ha unido a Iglesias locales de todo el país de incontables maneras para proteger y defender a las familias inmigrantes, organizando cursos de formación sobre sus derechos para empoderar a estas personas, aportando personal a redes de respuesta de emergencia para estar presentes cuando los agentes del ICE aparecen en un barrio, acompañando a las personas inmigrantes a sus citas con el ICE o a sus comparecencias ante los tribunales, y rezando y protestando frente a los centros de detención del ICE.

La primavera pasada, Pax Christi Little Rock se unió a Pax Christi Metro DC-Baltimore en Jena, Luisiana, para realizar una vigilia y protestar ante la inminente deportación de inmigrantes enviados un centro de detención privado. Durante muchos meses, Pax Christi Nueva Jersey ha rezado y protestado ante el centro de detención del ICE Delaney en Newark, apoyando a las familias inmigrantes y animando a personal del ICE a que consideren las consecuencias de sus actos.

Los miembros de Pax Christi en varias diócesis católicas, entre ellas Los Ángeles, Detroit y Tacoma, también se han unido a las Iglesias locales para protestar contra las draconianas redadas del ICE en las comunidades de inmigrantes, a menudo con la ayuda de las fuerzas del orden locales, el ejército estadounidense y la Guardia Nacional. Y durante los últimos nueve meses, el Grupo de Trabajo de Inmigración de Pax Christi USA sigue coordinando los esfuerzos para apoyar con solidaridad a las familias de inmigrantes en todas las regiones de Pax Christi a lo largo y ancho del país.

Mientras las redadas del ICE propagan el miedo y el terror entre las comunidades de inmigrantes, el obispo auxiliar de Washington DC, Evelio Menjiver-Ayala, que llegó a este país desde El Salvador como inmigrante indocumentado, respondió que la solidaridad de la Iglesia con los inmigrantes y sus familias es «una acción de fe y justicia».

«La Iglesia ha hecho suya la causa de los pobres, porque entiende que también es la causa de Cristo... Para nosotros, la defensa del pobre y el perseguido no es política partidista, sino una exigencia del Evangelio».