El papel de los inversores en un panorama geopolítico cambiante
ICAN y PAX reunieron a un grupo diverso de inversores y defensores para mantener un diálogo informal sobre las formas y los medios de hacer frente a los esfuerzos por socavar las controvertidas políticas de inversión en el sector de las armas y la defensa existentes, al margen del Foro de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos y Empresas.
Entre los personas ponentes expertas se encontraban Alejandra Muñoz, de PAX; Sam Jones, de Heartland Initiative; y Karolina Malisauskaite, de KLP (Noruega). Cada ponente planteó cuestiones clave y retos a los que se enfrentan actualmente, así como formas de mitigarlos.
Se expresaron preocupaciones sobre cómo equilibrar las responsabilidades éticas, legales y fiduciarias en un panorama en el que los datos fiables son limitados. Las personas participantes también destacaron su preocupación por los límites cada vez más difusos entre el sector de la defensa y la industria tecnológica, y la falta de políticas sólidas para abordar estas cuestiones, especialmente cuando no se refieren a productos específicos, sino al comportamiento. Sin embargo, se señaló que los inversores cuyas políticas se basan firmemente en el derecho internacional, incluido el derecho internacional humanitario (DIH), y que ya excluyen a las empresas que producen armas que normalmente infringirían el DIH, pueden estar mejor preparados para considerar el uso militar de las tecnologías emergentes.
Otra cuestión que surgió durante el debate fue el reconocimiento de que el impulso para aumentar la inversión en el sector de la defensa no tiene tanto que ver con generar capital (ya que existe una clara abundancia de liquidez en el sector), sino con proporcionar legitimidad y cobertura a las empresas que operan de forma contraria a la opinión pública, preparándose para las violaciones más graves de los derechos humanos y actuando de forma sistemática en contra de las normas y obligaciones existentes, incluidas las Directrices de las Naciones Unidas, el Tratado sobre el Comercio de Armas y otras.
El debate aportó nuevas perspectivas, como la dependencia de la industria armamentística de las licencias de exportación en lugar de su propia diligencia debida en materia de derechos humanos (o, en zonas afectadas por conflictos y de alto riesgo, una mayor diligencia debida en materia de derechos humanos). En todo el sector existe un claro deseo de disponer de más datos, procedentes de ONG, proveedores de servicios y otros, para facilitar estos procesos.
El evento tuvo lugar en un contexto de crecientes tensiones globales, y los participantes reconocieron que los inversores se encuentran ahora bajo una presión mucho mayor para financiar el sector de la defensa, a veces a pesar de las políticas establecidas desde hace tiempo para evitar los riesgos relacionados con las armas indiscriminadas o el comercio de armas de alto riesgo. Como resultado, algunas instituciones financieras ya han flexibilizado sus políticas, en particular en relación con las empresas que participan en la producción de componentes para armas nucleares.


