Declaración Justicia y Paz Europa: Sobre la situación en Myanmar

01.03.2021

La paz es posible. La paz es el único camino

Las elecciones pacíficas de noviembre de 2020 en Myanmar fueron ampliamente reconocidas como libres y justas y dieron al nuevo gobierno el mandato y la obligación de perseguir los objetivos económicos y sociales inclusivos para los que fue elegido.

Sin embargo, hace hoy un mes, el 1 de febrero, los militares de Myanmar tomaron el poder, tras detener a sus líderes democráticamente elegidos del partido gobernante Liga Nacional para la Democracia (LND). El golpe de Estado se produjo tras varios días de escalada de tensión entre el gobierno civil y los militares. Desde entonces, las detenciones no han cesado, con más de 350 personas arrestadas, entre personas funcionarias, activistas y religiosas, y muchas de ellas se enfrentan a cargos penales por "motivos dudosos", según ha señalado la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.

El relator especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Myanmar, Thomas Andrews, declaró que "es como si los generales hubieran declarado la guerra al pueblo de Myanmar: redadas nocturnas; aumento de las detenciones; más derechos despojados; otro corte del acceso a Internet; convoyes militares entrando en las comunidades".

Estamos preocupados por los informes que nos han llegado en los últimos días, que indican un aumento significativo de la violencia y de las víctimas y el sufrimiento de la sociedad y la ciudadanía.

En nombre del Comité Ejecutivo de Justicia y Paz Europa apoyamos al pueblo de Myanmar en su defensa de la democracia y expresamos nuestra solidaridad con las personas que se manifiestan pacíficamente. Nos unimos al papa Francisco en su reciente llamamiento a quienes tienen responsabilidades políticas para que "muestren una sincera voluntad de servir al bien común, promoviendo la justicia social y la estabilidad nacional con vistas a una convivencia armoniosa y democrática". Instamos a la pronta liberación de las personas presas por motivos políticos y apoyamos el llamamiento de los obispos católicos de Myanmar a las autoridades militares para que se abstengan de la violencia y busquen la reconciliación, adhiriéndose a los principios democráticos y respetando plenamente los derechos humanos, incluyendo el derecho a la vida, la prohibición de la tortura, la libertad de reunión, de los medios de comunicación y de expresión. Acogemos con satisfacción las recientes conclusiones del Consejo de la Unión Europea y animamos a la UE a que utilice todos los canales de diálogo con las principales partes interesadas con vistas a facilitar un restablecimiento pacífico y rápido del poder a las instituciones democráticas legítimas.

En una carta del 3 de febrero de 2021, el cardenal Charles Bo, arzobispo de Yangon (Myanmar), pidió a los generales: "Una vez más les ruego que traten [al pueblo de Myanmar] con gran dignidad y paz. Que no haya violencia contra nuestro querido pueblo de Myanmar". Permanecemos unidos en la oración con el pueblo de Myanmar. No seréis olvidados. Que la verdad, la justicia y la paz prevalezcan.

Bruselas, 1 de marzo de 2021