La noviolencia cristiana (I): introducción, primeros pasos y retos actuales

02.10.2025

La noviolencia (escrita conjuntamente, sin separación ni guiones) es un concepto que proviene de la occidentalización de los valores que en el sánscrito hindi se relacionan con Ahimsa y Satyagraha. Dos conceptos gandhianos que el Mahatma recuperó del jainismo (religiosidad previa a la hindú y muy marcada por la radicalidad noviolenta), que significan "no matar" (o no dañar) y "adhesión a la verdad". Una manera de referirse a la noviolencia es entenderla como una actitud, un sentido vital y una profundidad humana (espiritual y social) que se resiste a ejercer ningún mal a nadie ni a nada, asumiendo la bondad, la rectitud, la corrección, la dignidad y la justicia en todo y en todos.

La noviolencia es, por tanto, una mística y una estrategia, un 'modus vivendi' y un 'modus operandi'. La noviolencia es superior a lo que contemporáneamente denominamos como Pacifismo, porque supera la base de éste (la lucha contra las guerras) abrazando una integridad humana en todo (la creación, la transcendencia, la humanidad profunda y las relaciones sociales), hasta tal punto que prefiere inclinarse por dejarse morir antes de poder matar. Para muchos ésta es una opción de debilidad y cobardía, si bien requiere y exige justamente lo contrario: fortaleza y coraje. Pero para entender la noviolencia es preciso otra mirada sobre la vida humana y las relaciones, sobre la interioridad y el sentido vital de la persona. Y justamente esta visión íntegra, transcendente y profunda (mística casi) es lo que explica que la noviolencia surgiera de las primeras grandes religiones, y las recorra todas, contradiciendo ese prejuicio sobre las tradiciones religiosas en relación a que son agentes de violencia. Cuando lo que podemos afirmar aquí, de nuevo, es justo lo contrario: que la noviolencia surge curiosamente en las grandes religiones.

Mohandas Karamchad Gandhi, el gran exponente de la noviolencia contemporánea reconoce en su autobiografía cuán importante fue conocer a Leon Tolstoi, el gran escritor pacifista ruso, claramente marcado por su fe cristiana. Gandhi leyó a Tolstoi en su juventud, y le marcó enormemente. Por dos razones: una de ellas es porque Tolstoi lo trasladó a conocer a Henry D. Thoreau, el filósofo trascendentalista y activista social-naturalista y antimilitarista del siglo XIX norteamericano, que publicó el gran ensayo sobre la Desobediencia Civil. Conocer a Tolstoi, para Gandhi, fue conocer también a Thoreau, y de su mano descubrir el gran potencial espiritual cristiano de la esencia tolstoiana y el pragmatismo noviolento de la desobediencia civil.

La segunda razón por la que Gandhi quedó profundamente marcado por Tolstoi fue que, de su mano, conocería la noviolencia de Jesús de Nazareth, al què atribuyó ser "el mayor noviolento de la Historia". Gandhi, hindú toda su vida, guardaba una admiración extraordinaria sobre la figura de Jesús, y reconocía el gran potencial revolucionario de su noviolencia. Una noviolencia que llevó hasta sus últimas consecuencias, lo que le reportó ser exluído, detenido, humillado, torturado y ejecutado. Pero en esa aparente derrota de dejarse matar antes de matar a nadie, el Nazareno no sólo no desapareció del mapa sinó que sigue hoy vigente su vida, su mensaje y su radicalidad amorosa y compasiva que inspiran la verdadera noviolencia de las religiones, que hoy es patrimonio de la humanidad.

En este artículo damos comienzo a una colección de textos en los que ahondar en una de las grandes riquezas del Evangelio y el cristianismo, que es toda lo que ha venido denominando en los últimos siglos como la Doctrina social de la Iglesia, cuyo gran fuerte es el Magisterio por la Paz, en el que hay una tesoro escondido que es la Noviolencia Cristiana (la noviolencia de Jesús). Trataremos a fondo los pasajes más llamativos de esa noviolencia del Jesús histórico, pero también daremos el salto a las primeras comunidades cristianas radicalmente pacifistas y noviolentas. Y continuaremos con testimonios cristianos extraordinariamente destacables por sus valores noviolentos inspirados en el mismo Jesús, hasta llegar a la Doctrina Social reciente, su Magisterio por la Paz y, en extensión, a toda la ampliación de la Noviolencia Cristiana Contemporánea. Ésta se ha desarrollado en entidades como Pax Christi Internacional (nacida tras la Segunda Guerra Mundial, 1945) o el Pontificio Consejo de Justícia y Paz (nacido tras el Concilio Vaticano II, 1967), que han asumido la noviolencia como eje de sus luchas por la paz en el mundo. Más recientemente, Pax Christi lideró el impulsó la Iniciativa Católica por la Noviolencia, que se desearrolló (con el apoyo personal de papa Francisco) en el Instituto Católico para la Noviolencia.

A la noviolencia cristiana sólo le falta, eclesialmente, un eslabón pendiente: una Encíclica de un pontífice que la avale, la difunda ampliamente y la sitúe en la centralidad de las comunidades cristianas y de las instituciones eclesiales, para ser fieles a la misma centralidad que la noviolencia tiene en el Evangelio y en la vida de Jesús.


Xavier Garí de Barbarà, colaborador JiP Barcelona