Paz con la Creación

29.08.2025

El Tiempo de la Creación es una iniciativa ecuménica en favor de la ecología integral que se celebra cada año desde el 1 de septiembre al 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís. Es un tiempo para que las comunidades cristianas de todo el mundo y las personas de buena voluntad se unan para trabajar por una conversión ecológica.

El lema para este tiempo es Paz con la Creación, basado en el texto de Isaías en el que se describe un marco de destrucción debido a la injusticia humana y termina con un canto de esperanza para cuando la humanidad sea capaz de escuchar al Espíritu y se restablezca la justicia cuyo fruto será la paz.

El símbolo, titulado Jardín de la Paz, representa a una paloma blanca que lleva una ramita de olivo en el pico. En la parte izquierda aparece un árbol seco desde la raíz a las hojas en medio de un paisaje desértico. La parte derecha, en cambio, es un árbol frondoso en medio de un paisaje bello y exuberante. La paloma vuela desde la parte izquierda a la derecha simbolizando la paz que llegará cuando se restablezca la justicia en la tierra y la humanidad, iluminada por el Espíritu, haya cuidado la creación y así haya convertido a la Tierra en un lugar habitable donde reina la justicia y el entendimiento entre las personas y por tanto florece la paz.

El día 1 de septiembre se celebrará la X Jornada Mundial de Oración por Cuidado de la Creación, cuyo lema es Semillas de paz y esperanza, título escogido por el papa Francisco. Para este día el papa León XIV ha publicado un mensaje en el que lo enmarca en el año jubilar y nos invita a que como "peregrinos de esperanza", seamos semillas de paz y esperanza que generen renovación y vida en medio de la crisis actual: "En diversas partes del mundo es ya evidente que nuestra tierra se está deteriorando. En todas partes, la injusticia, la violación del derecho internacional y de los derechos de los pueblos, las desigualdades y la codicia que de ellas se derivan producen deforestación, contaminación y pérdida de biodiversidad. Aumentan en intensidad y frecuencia los fenómenos naturales extremos causados por el cambio climático inducido por las actividades antrópicas (Laudate Deum, 5), sin tener en cuenta los efectos a medio y largo plazo de la devastación humana y ecológica provocada por los conflictos armados." Esta crisis mundial no afecta a todos por igual; son las personas más pobres, marginadas y especialmente los pueblos indígenas, quienes sufren más las consecuencias.

La naturaleza, nos dice León en lugar de ser cuidada como un don, a veces se convierte en objeto de negociación política o económica, un "campo de batalla" donde se disputan recursos vitales como agua, tierras, materias primas…que socavan la estabilidad social.

El papa coge el texto de la encíclica Laudato Si': «Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana» (LS, 217) y nos anima a pasar de las palabras a los hechos para trabajar con "dedicación y ternura" a fin de hacer germinar muchas semillas de justicia que contribuyan a la paz y la esperanza.

El mensaje insiste en que la justicia ambiental es mucho más que la protección del medioambiente: es una necesidad urgente y una cuestión de justicia social, económica, antropológica y teológica. Para quienes creen, cuidar la creación es un deber nacido de la fe, pues el universo refleja el rostro de Cristo.

Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social también han emitido un mensaje en el que afirman que la paz está amenazada por el armamentismo, los conflictos regionales y la falta de respeto a la naturaleza, lo que genera inestabilidad e inseguridad, alejándonos de la paz que Cristo nos dio.

Una manifestación de esta armonía rota es según el comunicado la "deuda ecológica" entre los países del Norte y del Sur relacionada con desequilibrios comerciales y el uso desproporcionado de los recursos naturales, como indica Francisco en LS, 7. "Esta deuda ecológica está unida a la deuda financiera siendo dos caras de la misma moneda que supone una gran injusticia ya que las poblaciones que menos han contribuido a la crisis climática son las que sufren las peores consecuencias y los mayores costos de una crisis que no han causado".

Los obispos sugieren sembrar tres semillas de paz:

  1. Poner fin a la violencia de la guerra.
  2. Adoptar una nueva solidaridad y cambiar los estilos de vida para renovar y reforzar la alianza entre el ser humano y el medioambiente, reflejando el amor creador de Dios.
  3. Restaurar la confianza y caminar juntos. Como dice el papa León XIV: "la tierra descansará, la justicia se afirmará, los pobres se alegrarán y la paz volverá si dejamos de movernos como predadores y comenzamos a hacerlo como peregrinos".

En estos momentos de crisis mundial y en los que en nuestro país hemos visto y seguimos viendo los efectos devastadores de los fuegos que han calcinado muchos de nuestros bosques es necesario que vivamos el Tiempo de la Creación con verdadero espíritu renovado e intentando ser semillas de esperanza para la tierra y las personas. Para ello, debemos sumarnos a las actividades que se van a realizar en las distintas diócesis y tratar, mediante la oración, la reflexión y la acción, que las semillas de esperanza se conviertan pronto en árboles frondosos.

Isabel Cuenca, Justicia y Paz Sevilla