Segundo aniversario del TPAN

27.01.2023

"El mundo da bastante para cubrir nuestras necesidades, pero no nuestra rapacidad" (Gandhi). Teniendo en cuenta que una mayoría abrumadora de personas que habita la Tierra quiere la paz -un deseo universal-, es llamativo y alarmante que existan tantas fuerzas que obstaculizan los caminos hacia esta paz tan deseada. El 22 de enero, hemos celebrado la entrada en vigor del Tratado Prohibición Armas Nucleares (TPAN), firmado ya por 96 países, de los cuales 68 lo han ratificado. Además hay ciudades en todo el mundo que apoyan el TPAN (hace unos días Burgos se ha añadido a este grupo); y también hay diócesis y parroquias que dan su apoyo oficial, enviando una señal muy positiva para seguir luchando por la abolición total de estas armas de destrucción masiva.

Estamos en un momento en el que la amenaza de una guerra nuclear se ha convertido en un escenario más posible que nunca desde la Segunda Guerra Mundial y la crisis de Cuba. La retórica nuclear es más peligrosa ahora que en la Guerra Fría. Todo el proceso de "distensión", de firma de tratados importantes entre Rusia y EEUU para disminuir los arsenales nucleares, ha terminado. Varios países están trabajando en programas militares para lograr nuevos misiles con 3 o 10 cabezas nucleares, nuevos aviones bombarderos, submarinos y armas nucleares tácticas. Esto exige inversiones de billones de dólares con la excusa de disminuir la vulnerabilidad de ataques desde fuera y con el objetivo de aumentar la letalidad. Mientras tanto otros países ya tienen, o se presentan como candidatos para tener, armas nucleares, algo que les llena de "orgullo patriótico", así lo parece, sobre todo en algunos países totalitarios y políticamente inestables (Corea del Norte, Irán...).

De una manera u otra la noción ética - tan importante y constituyente para todo ser humano y que se refleja en las acciones de movimientos por la paz como ICAN - se pierde entre ciertos grupos políticos y económicos elitistas que manejan el rumbo de los acontecimientos en nuestro mundo.

Surge la pregunta: ¿qué es lo que impide a los poderes nucleares y a sus aliados directos ratificar el TPAN? Hay muchos motivos desde luego a nivel histórico, económico, político y cultural, pero quiero señalar algunos:

  • El momento en que la ciencia se ha puesto al servicio del complejo militar-industrial, que resultó ser y es una inversión muy rentable, pero con reducción o desaparición de la noción ética. Gracias a las acciones de ICAN y de otros grupos (Don't Bank on the Bomb) la inversión en la industria de armas nucleares es menos popular.
  • La política de los países ricos está al servicio de un sistema económico que excluye y mata, destruye el medio ambiente, causa indiferencia moral y amenaza la dignidad de millones de personas diariamente ( cf. Francisco, Exh. Apost. Evangelium gaudium, 53).
  • No hay visión de futuro, ni valentía, ni convicción y tampoco conciencia ética en muchos países, ni en la política internacional para cambiar los esquemas mentales. Se prefiere mantener el status quo debido a la presión de los intereses económicos a corto plazo. Por ejemplo, una consecuencia es que fracasan una y otra vez las cumbres sobre el clima o tienen resultados totalmente insatisfactorios (COP 27). En esta línea se prefiere una política de distensión en lugar de abrirse a un diálogo fraterno, basado en el respeto y en la confianza mutua (cf. Francisco, Enc. Fratelli tutti).
  • La ONU y el Consejo de Seguridad, por el sistema del veto, en manos de países que muchas veces no fomentan la paz en el mundo, sino que la obstaculizan. Hay que cambiar la estructura de la ONU para que sea más eficaz. El caso TPAN es una muestra, un Tratado en vigor desde hace dos años no se obedece y no se producen sanciones a pesar de la vulneración del derecho internacional, que parece ser una pura formalidad.

En el pensamiento retorcido de muchas personas poderosas de la Tierra, la economía es guerra. El dinero y producir dinero significa optar por la guerra, crear guerra e invertir en ella. Sobre este aspecto de la economía mundial no se habla mucho, pero con toda nitidez y por lo trágico que es: ¡la guerra es el motor del sistema económico vigente! También nos quieren hacer creer que las armas nucleares por su disuasión crean "estabilidad y paz". Sostienen que el MAD (Mutual Assured Destruction) impide su uso. ¿Cómo es posible que se mantenga y se persista en esta locura institucionalizada, de la cual habla Daniel Ellsberg en su libro "The Doomsday Machine"? Rusia, EEUU o China parecen pensar que es posible debilitar al adversario con un "first strike" (un ataque primero) de tal manera que, aunque aceptando millones de muertes también en la propia casa, muestran a su ciudadanía que se puede ganar una guerra atómica. ¡¡Vaya craso error!! El resultado al contrario será la destrucción de la vida en la Tierra, una civilización de miles de años en construcción desparecerá sin dejar rastro. Quienes sobrevivan, morirán en los años siguientes.

Así, la retórica nuclear con sus falsos argumentos de una posible victoria nos acerca peligrosamente al verdadero uso. Un plan de locura y con poderes casi absolutos. Un claro ejemplo es el presidente ruso, Vladimir Putin. Él ha utilizado ya varias veces la retórica nuclear, amenazando al mundo con el uso de armas nucleares en caso de una intervención militar por parte de Occidente en la guerra en Ucrania.

Por esto es tan importante que el TPAN siga adelante y refuerce la no-proliferación y el objetivo final: el desarme nuclear total. En junio de 2022, en la Conferencia de los Estados Miembro del TPAN en Viena se han producido decisiones importantes, reflejadas en el Plan de Acción de Viena. En este plan se explican obligaciones en cuanto a asistencia a las víctimas y reparaciones al daño medioambiental -como las de las pruebas atómicas en algunas islas en el Pacífico hace décadas ya...- , establecer un Consejo científico-especialista en relación con temas de verificación, efectos y riesgos del uso de armas nucleares.

Acentuar que el uso de o la amenaza con armas nucleares es una violación del derecho internacional y también de la Carta de las Naciones Unidas. No obstante la oposición contra el TPAN por parte de los poderes nucleares se intensifica (aunque es ilegal, un hecho escalofriante), seguramente por el éxito del TPAN y las organizaciones como ICAN para movilizar la opinión pública, despertarla e influir en un cambio decisivo de mentalidad. Beatrice Fihn, directora ejecutiva de ICAN, lo dice claramente en una entrevista reciente: "hay que trabajar juntos, formar un frente pacífico pero fuerte contra las personas e instituciones que piensan que el futuro de la humanidad depende de ellos, unas élites de poca gente, pero muy poderosas a nivel político y económico".

El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) también señala que el momento actual es el más crítico desde la Segunda Guerra Mundial porque quienes son partidarios de las armas nucleares, especialmente los nueve Estados que las poseen, rechazan dar los pasos necesarios para prohibir el desarrollo y la posesión de armas nucleares y alejar al mundo de un potencial desastre global. En palabras del Rev. Dr. Jerry Pillay, secretario general de CMI: "necesitamos curar, proteger y cuidar el mundo y toda la creación, mientras las armas nucleares hacen todo el contrario".

Es absolutamente necesario reconocer, como se dice en las conclusiones del encuentro en Viena, que las armas nucleares, lejos de preservar la paz y la seguridad, se utilizan como instrumentos de una política relacionada con la coacción, intimidación y aumento de las tensiones internacionales. Esto pone de relieve la falacia o engaño de las doctrinas sobre la disuasión nuclear en el momento actual, un momento en el que aumenta rápidamente el riesgo de destrucción de vidas incontables, de sociedades enteras con consecuencias catastróficas a nivel global.

Finalmente, los argumentos éticos y legales en contra de las armas nucleares son muy fuertes y convincentes. El TPAN lo explica con toda claridad, véase también el discurso Perspectivas para un mundo libre de armas nucleares y para un desarme integral, del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral.  Sigamos trabajando para hacer realidad, según el fuerte deseo de la gran mayoría de la comunidad internacional, que estas armas tan increíblemente destructivas desparezcan de la faz de la Tierra. Por esto debemos buscar la paz, desear la paz, rezar por la paz, creer en la paz, organizarnos por la paz, ser testimonio de paz, vivir y proclamar la paz y la reconciliación entre los pueblos.

Ton Broekman
Consejero CGJP, Justicia y Paz Palencia