La sinodalidad o el camino conjunto en la Iglesia

01.04.2022
Parece ser el momento adecuado para introducir el tema de la sinodalidad en la Iglesia universal. Una Iglesia con diferentes voces que amenazan la unidad y ya no son voces ocultas sino cada vez más evidentes. En su primera carta a los Corintios, Pablo denuncia la división existente en la comunidad en Corinto, una división con varios grupos enfrentados. Unos son de Pablo, otros de Apolo, otros de Pedro, otros incluso - lo dice probablemente de modo irónico - de Cristo. Pablo rechaza estos planteamientos y afirma que entre los cristianos solamente hay un guía, un maestro, una única fuente de sabiduría, un único Señor Jesucristo. Todos los demás son servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Este texto no ha perdido nada de actualidad y es importante también hoy en nuestra Iglesia.

I. El proceso sinodal. Algunas observaciones

Tiene su lógica que en el documento preparatorio para acompañar el proceso sinodal (Cf. "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación misión") se refiere a un texto significativo de "Lumen Gentium": " en virtud de la unción del Espíritu Santo recibida en el bautismo la totalidad de los fieles no puede equivocarse en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya, tan peculiar, en el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo cuando desde los obispos hasta el último de los laicos cristianos muestran estar totalmente de acuerdo en cuestiones de la fe y de moral" (LG 12).

Por esto, en esta primera fase del proceso sinodal, puesta en marcha de modo solemne en Roma el 17 de octubre de 2021 por el papa Francisco, se ha invitado a quienes formamos la Iglesia a reflexionar sobre ella y su futuro al comienzo de este tercer milenio. En palabras del papa Francisco: "El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio".

Expresar en este proceso sinodal nuestras observaciones sobre la Iglesia y su futuro constituirá "un voto consultivo con fuerza vinculante intrínseca, que le viene de la complementariedad estructural existente entre el ministerio episcopal, los presbíteros y los laicos" (Cf. Salvador Pié-Ninot, La sinodalidad como el "caminar juntos" en la Iglesia, Ed. CPL, 41). Lo que expresa el proceso sinodal entonces debe ser escuchado por el Sínodo de Obispos en 2023, porque el Espíritu Santo mismo es la guía de la sinodalidad.

II. Unas reflexiones sobre cinco temas concretos en relación con la sinodalidad

II. 1 La escucha

La tarea principal es escuchar mejor a Cristo para seguirle mejor. Escuchar y seguir son interdependientes. ¿Qué valor tiene escuchar mecánicamente todos los domingos los textos bíblicos, la homilía y participar en la eucaristía si esto no tiene ninguna consecuencia en nuestro estilo de vida? El proceso sinodal nos ofrece la posibilidad de una sana introspección para llegar a una conversión mayor y testimoniar de forma más auténtica el Evangelio en este mundo sin ser meros oyentes.

II. 2 Celebrar la fe y la vida

Creo que es muy necesario prestar mucha más atención en las celebraciones litúrgicas a la relación intrínseca entre Celebración -Catequesis - Caridad, los tres pilares de nuestra fe. Si se fragmenta o se interrumpe esta relación se debilita la fe y con ello la capacidad de evangelización, de dar sentido a la vida y de sanar el alma.

II. 3 Participación activa

  • Desde luego la Iglesia debe facilitar los medios para que la comunidad cristiana pueda escuchar mejor a Cristo: cuidar los sacramentos, la calidad de la catequesis y de las personas catequistas con una formación adecuada, fomentar la teología de la caridad como una de las asignaturas principales en la formación de los sacerdotes y del laicado, y sobre todo abrir más cauces para que todas las personas podamos participar más plenamente en la vida de la Iglesia.
  • La Iglesia está dando pasos adelante en los últimos años, pero todavía no son suficientes en cuanto al papel de la mujer en ella. Es un tema vital.
  • Desarrollar más esfuerzos para re-vincular y re-invitar a los escépticos o/y alejados desde el amor.

II. 4 Diálogo

Para dialogar dentro de una parroquia los sacerdotes deben darse cuenta de su papel fundamental para ser guía espiritual y no "decisores únicos". El papa Francisco ha criticado de modo muy claro el clericalismo, la mundanidad y el "arribismo" en algunos sectores del clero sin olvidar que hay también muchos sacerdotes y obispos totalmente entregados a sus tareas en sus parroquias y diócesis. No obstante todavía hay bastantes ministros (sacerdotes, obispos ) y personas laicas en la Iglesia que están con ciertas reservas o incluso abiertamente en contra de la línea pastoral y eclesiológica-teológica ofrecida por el Papa actual en documentos tan importantes como Evangelium Gaudium , Laudato Si,Fratelli Tutti , Christus vivit, Gaudete et Exsultate... y se han puesto en "las trincheras", en la "resistencia" . Esto es un gran problema en nuestra Iglesia que contribuye a tomar posturas sin voluntad de diálogo, con el convencimiento de la propia razón. Pero tenemos que ser fieles a la naturaleza de la Iglesia que es misterio de comunión, Pueblo de Dios, peregrinando en la tierra hacía la Casa del Padre. Esta peregrinación supone movimiento, escuchando al Espíritu, escuchando y dialogando el uno con el otro desde un profundo respeto, y no esconderse en un inmovilismo o temor de "perder", lo que no muestra confianza en el Espíritu.


II.5 Discernir y decidir

Sin un discernimiento ético cristiano y una recta formación de la conciencia todo se complica a la hora de tomar las decisiones adecuadas, sobre todo en nuestra sociedad tan caracterizada por el relativismo moral y una creciente presencia del transhumanismo en nuestra vida. Se necesita recuperar la sensibilidad personal e introducir una nueva pedagogía en la fe, evitando un cristianismo descafeinado que cae más fácilmente en las manos de lo políticamente correcto y en una ideologización, contrarias al Evangelio. Una Iglesia ex-céntrica, que sale a las periferias del mundo para anunciar y vivir el Evangelio, en la que la sinodalidad es una dimensión constitutiva, está mucho más en coherencia con el mensaje evangélico de Cristo que una Iglesia encerrada, replegada sobre sí misma, escondida en un "castillo de certezas" con el mundo "fuera".

III. A modo de cierre

Ojalá el proceso sinodal suscite en la Iglesia un nuevo "réveil" o despertar de la fe en Cristo que coseche frutos abundantes en relación con una mayor implicación de las personas creyentes en la vida de la Iglesia, sobre todo también en las Cáritas Diocesanas y en las Comisiones de Justicia y Paz. Una Iglesia que sabe ser "mansa y humilde de corazón". Ser servicio en comunión refleja las entrañas mismas de esta fe. La sinodalidad implica emprender un viaje como hermanos y hermanas, como personas buscadoras de la verdad, unidas en la diversidad, respetando el pluralismo sano y entendiéndolo como un enriquecimiento para toda la Iglesia y no como un obstáculo. No nos escondamos en sectores (conservadores, progresistas, pragmáticos...) sino que abracemos la idea de la complementariedad y de la fraternidad como elementos esenciales en el caminar conjunto en una Iglesia sinodal.

Entrando como Pueblo de Dios en la dinámica de la sinodalidad se generará una nueva esperanza y vida en el seno de la comunidad cristiana para ser "sal y luz en el mundo" (Cf Mt 5, 13-16)

Esperamos que el proceso sinodal sea una verdadera experiencia de Cristo por el Espíritu en toda la Iglesia. Y podremos rezar aún con más esperanza y alegría: "Oh Dios, concédenos ser constructores de tu Reino, para que, recapituladas en Cristo todas las cosas, abunde la justicia y la paz en toda la tierra" (Cf. preces IV Semana del Cuaresma, Liturgia de las Horas).
Ton Broekman
Coordinador Comisión Justicia y Paz Diócesis de Palencia
Miembro Consejo CG Justicia y Paz España